OCR Text |
Show nacional. OS profesionales latinos y afroamericanos pueden ponerse como locos defendiendo la acción afirmativa. Lo sé por experiencia propia. Cada vez que menciono ante un grupo de * ellos el hecho de que me opongo a las po raciales en el o a las universidades, recibo una bronca. | So hr No es que me convenza el argumento de que dar un impulso a los estudiantes pertenecientes a Hines do minorías en el ingreso a las universidades equivalga a una discriminación a la inversa contra los Hip blancos, especialmente contra los varones blancos. No lo creo. Pero estoy convencido de que las preferencias perjudican a los supuestos beneficiarios al bajar los estándares académicos y encubrir. las deficiencias de la educación que reciben los latinos y afroamericanos, desde jardín de infantes hasta el 12? grado.A menudo tengo dificultad en vender esa línea de razonamiento a beneficiarios de la acción afirmativa, que están en buena posición económica y han recibido una buena educación. Muchos de ellos son tan leales al programa y están tan agradecidos por lo que éste les ha brindado personalmente, que lo defienden con todo lo que tienen, porque están convencidos de que no hubieran llegado a ningún lado sin él. Pero defender la acción afirmativa es librar una pelea equivocada. Los latinos yafroamericanos deberían preocuparse menos sobre las políticas de ingreso a una determinada universidad y más sobre las prácticas en las escuelas primarias y secundarias | de este país. Lo que debe preocuparlos es el hecho de que tantas escuelas públicas fracasan tan estrepitosamente en educar a estudiantes de minorías, que relativamente pocos de ellos estarán alguna Vez en posición de beneficiarse de la |: acción afirmativa en primer lugar. Observemos simplemente la deprimente situación de California donde, un reciente estudio de Harvard concluyó que muchas de las escuelas a las que asisten principalmente estudiantes latinos y negros se han convertido en poco más que “fábricas de estudiantes que abandonarán sus estudios”. Algunas de esas escuelas están en el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, donde sólo el 39 por ciento de los latinos y el 47 por ciento de los afroamericanos se graduó' con su clase en el 2002. Pueden compararse esas cifras con el 67 por ciento de Ruben Nava | los blancos y el 77 por ciento de los asiáticos. En todo el estado, según el informe, sólo el 57 por ciento de los afroamericanos y el 60 por ciento de los latinos se graduó a tiempo, comparado con el 78 por ciento de los blancos y el 84 por ciento de los asiáticos. Este problema nos atañe a todos. Con los rápidos cambios demográficos y al volverse el estudiantado de las escuelas primarias y secundarias de la nación cada vez más no-blanco, no podemos continuar educando deficientemente a aquellos individuos que dentro de una o dos décadas conformarán la mayoría de nuestra fuerza laboral, de nuestra base de contribuyentes y de nuestra clase de líderes. Todo el país sufrirá. ¿Qué debemos hacer, entonces? Bueno, para empezar, tenemos que esperar más de nuestros estudiantes y exigir más de nuestras escuelas. Los maestros insisten en que ya exigen mucho de los estudiantes, y, muchos sostienen, esperar más de ellos eliminaría el placer de aprender y frustraría a aquellos para quienes el trabajo escolar es difícil. Esos son los argumentos que un grupo de maestros usó, recientemente, en San Diego, para presionar a los miembros de la junta escolar con el fin de que redujeran las metas de alfabetización para los estudiantes de jardín infantes, llevándolas al nivel que tenían hace tres años. _En otras partes del país, los distritos escolares continúan quejándose de la creciente responsabilidad exigida por la ley Que Ningún Niño Quede Atrás. En respuesta a estas quejas, la secretaria de educación, Margaret Spellings, anunció recientemente que los estados tendrán mayor flexibilidad en cumplir con los ia de la ley, si pueden demostrar que están elevando los logros de sus estudiantes. Es exactamente lo que no debería haber hecho. Spellings debería mantenerse firme y exigir que los estados obedecieran la ley tal y como fue redactada. Además, si depende de los estados mostrar el grado de desempeño de los alumnos, siempre habrá cuestionamientos sobre la exactitud de sus cifras. Los estados siempre tienen el incentivo de inflar las estadísticas, si hacerlo les ayuda a lograr más flexibilidad bajo la ley federal. ¿Cómo sabremos, realmente, cómo se están desempeñando los estudiantes, y no cómo quieren los estados que pensemos. que se están A do? Todo esto está al revés. Es asombroso y perturbador que en un momento en que la sociedad exige más de los que pasan por nuestro sistema educativo, la tendencia entre los educadores y los funcionarios públicos parezca ser exigir menos de los estudiantes. Y por la forma en que la educación pública funciona, cuanto menos se pide, menos se obtiene. Ahora bien, ése es un argumento que debería resonar entre los latinos y afroamericanos. Quién sabe. Quizás hasta los convenza de que ha llegado el momento para virar su interés de la acción afirmativa hacia una lucha que sí vale la pena—la lucha para mejorar el sistema educativo en su totalidad. La dirección electrónica de Ruben Navarrette es ruben havarrefte Cuniontrib.com (yn buy le a ) reverse dispo 3 ; : z nivel un problema ad a OPINION ps Eucación, PA e | A ABRIL 15, 2005 a |